“Las estrellas se forman en las regiones más densas de las nubes moleculares como consecuencia de las inestabilidades gravitatorias causadas, principalmente, por supernovas o colisiones galácticas. El proceso se acelera una vez que estas nubes de hidrógeno molecular empiezan a caer sobre sí mismas, alimentado por la cada vez más intensa atracción gravitatoria. Su densidad aumenta progresivamente, siendo más rápido el proceso en el centro que en la periferia. No tarda mucho en formarse un núcleo en contracción muy caliente llamado protoestrella.”
En otras palabras, o mejor dicho, trasladando la astronomía al fútbol, las estrellas se forjan en los mejores campos de Europa, destacando en las competiciones más prestigiosas de este continente. Se forjan como consecuencia de su calidad y por tener el don de ser magos del balón. El proceso comienza una vez que la música de Champions retumba en todo el estadio, la sienten, jamás han sentido tantas emociones escuchando una canción, esto solo lo hace ella, la Orejuda, que como si activase un botón en el interior del jugador hace que esta “estrella” genere una energía gravitatoria que atrae al balón y hace que no se despegue de sus pies, excepto para dar una asistencia de mago o realizar un disparo de genio. Cada vez se siente mejor en el campo, atrae más al balón, sus compañeros lo ven, los contrarios le comienzan a temer, se acelera, y en ese momento…la afición entra en éxtasis, celebran el gol, pero realmente se quedan boquiabiertos porque han visto como se nace una “protoestrella”.
Como todas las temporadas, vemos nacer “protoestrellas” en la Champions League, recuerdo muy gratamente ver explotar su gran potencial a Jovetic con la Fiorentina en Europa la temporada 2009-2010 por ejemplo, y ya solo con la primera jornada podemos ver que este año la UCL promete en este aspecto. Isco y Óscar, Óscar e Isco, dos mediapuntas, uno brasileño y el otro español, calidad a raudales y mucha magia que desplegar en el futuro. Como veis, me gusta mucho relacionar a los jugadores con los magos, pero es que ver jugadas de estos dos tipos me crean la misma estupefacción que me genera un truco de magia, y se me escapa siempre una frasecilla al ver como se produce el desenlace de ambos: “¡Cómo *** han hecho eso!” Pues eso me paso, primero el martes tras ver la exhibición que dio Isco en la Rosaleda frente al Zenit y luego vino el miércoles con Oscar de la mano y su truco de magia en Stamford Brisge contra un equipo tan legendario como la Vecchia Signora. Lo típico se dice, estás viendo lo que hacen y piensas: “Si parece fácil y todo”. Luego te das cuenta que no, que eso solo está al alcance de las estrellas, o en su defecto, de “protoestrellas”. Fueron nacimientos bastantes parecidos, evidentemente, los dos eran ya realidades del fútbol mundial pero con mucho futuro que demostrar, pero tras sendas exhibiciones dejaron fascinados a propios y extraños.
La verdad que soy una persona que se embelesa de un jugador bastante fácil, relativamente, pero lo de estos ya venía de más atrás. Mi fascinación hacia ellos quiero decir. Como buen aficionado valencianista, a Isco le debía conocer, el mejor jugador de nuestra cantera, su calidad era indudable, destacó en un partido de Copa del Rey con el Valencia, ahí fue de las primeras veces que le vi, vaya que si lo vi, no podía despegar los ojos del televisor, vaya cara de tonto se me quedaba cada vez que Isco cogía el balón y encaraba o penetraba en el área. Por desgracia no jugó mucho más con el primer equipo. Y como jugador con grandes aspiraciones, le dijo a Emery que quería un puesto en la primera plantilla con bastantes minutos, y Emery, en ese momento, no se lo pudo asegurar. Entonces el malagueño decidió volver a su Málaga natal y poder brillar allí como un proyecto de estrella que era. A Óscar le descubrí en el Mundial Sub-20 de Colombia (torneo que también jugaba Isco), el verano de 2011, ¡y la final que hizo!…ahí se ganó un hueco en mi corazón. Quede tan prendado de él que era inevitable que cada vez que hablaba de jóvenes promesas con algún amigo se apareciera por mi mente su cara y casualmente se me aparecía junto a otra cara, la de Isco. Se me juntaban el hambre y las ganas de comer, y ahí mi boca comenzaba a salivar y solo salían elogios y elogios hacia ellos.
El destino quiso que los dos desplegaran su luz que alumbrará el camino de muchos la misma semana. Y por suerte, pude ver los dos partidos (uno en directo y otro por descarga) y me volvió a suceder lo mismo que me pasó la primera vez que les vi, deslumbraron cuál supernova que produce el nacimiento de una estrella, pero la fase que les toca superar para llegar a este rango es la de “protoestrella”. Que su luz alumbren a los demás jugadores de su sistema estelar.
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